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Literatura Latinoamericana
Cuentos y poemas de este fabuloso continente. Comentarios de lectores y estudiantes literarios.
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miércoles, 1 de abril de 2020
martes, 31 de marzo de 2020
El ramo azul - Octavio Paz
El ramo azul
[Minicuento - Texto completo.]
Octavio Paz
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
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Ver crítica en: https://www.youtube.com/watch?v=SCEa4kuTHxQ&feature=youtu.be
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viernes, 27 de marzo de 2020
Poema de "Papeles de Pandora" de Rosario Ferré)
Has perdido,
me dicen, la cordura
óyeme bien
cuando vas por la calle
todos apuntan con el dedo a tu cabeza ladeada
como si te la quisieran tumbar
solo apretar gatillo y plaf!
la frente se te hunde como una lata de cerveza
no saludes a nadie
no te peines, no brilles tus zapatos
cruza la calle de tu propio brazo
date la mano, ciérrate el cuello
mantente atento
ahí va el loco, dicen
tú pasas bamboleando la cabeza polvorienta
como un santo de madera sacado en procesión
los pies clavados a la tarima carcomida
mirando más allá
no dejes que tu carne florezca
déjate apedrear
has perdido
escucha bien
amárrate fuerte al mástil
átate a la polar
no desgonces ahora los tablones antiguos
no alces los remos de sus pivotes
clava a la estrella tu mejor ojo
mantente fiel
no pestañees sino de hora en hora
duerme tranquilo sobre tus puños
no tengas miedo de recordar
cierra tus dientes cristalcortantes
jaula tu lengua
no tragues más
has perdido la cordura, amigo, ya es ahora
corta la cuerda
súbete al viento
endura tu corazón.
óyeme bien
cuando vas por la calle
todos apuntan con el dedo a tu cabeza ladeada
como si te la quisieran tumbar
solo apretar gatillo y plaf!
la frente se te hunde como una lata de cerveza
no saludes a nadie
no te peines, no brilles tus zapatos
cruza la calle de tu propio brazo
date la mano, ciérrate el cuello
mantente atento
ahí va el loco, dicen
tú pasas bamboleando la cabeza polvorienta
como un santo de madera sacado en procesión
los pies clavados a la tarima carcomida
mirando más allá
no dejes que tu carne florezca
déjate apedrear
has perdido
escucha bien
amárrate fuerte al mástil
átate a la polar
no desgonces ahora los tablones antiguos
no alces los remos de sus pivotes
clava a la estrella tu mejor ojo
mantente fiel
no pestañees sino de hora en hora
duerme tranquilo sobre tus puños
no tengas miedo de recordar
cierra tus dientes cristalcortantes
jaula tu lengua
no tragues más
has perdido la cordura, amigo, ya es ahora
corta la cuerda
súbete al viento
endura tu corazón.
Análisis de Letras para salsa y tres soneos por encargos de Ana Lydia Vega
Ana Lydia Vega
Nació en puerto rico 1946, comenzó a escribir
poesía a los 7 años siguió con cuentos y guiones de película. En sus años de
adolescencia le atraía la prosa, composiciones, cuentos y novelas. Sus primeras
manifestaciones literarias, ella tiene 18 novelas de misterio y romance, fueron
escritas en inglés y permanecen guardadas muy secretamente.
Pertenece a
una generación de escritores Puertorriqueños que han integrado a su escritura
reflexiones acerca del estado ambiguo de su nación. Vega tiene una carrera
académica como profesora de Literatura francesa y Estudios del Caribe en la
Universidad de Puerto Rico; es además autora de manuales, ensayos y crítica
literaria. Ganó el premio casa de las américas otorgado en la habana 1982 y premio Juan Rulfo en 1984.
Salsa:
Ésta nace en los barrios latinos de NY y comenzaron a usar la salsa como la
unica manifestacion capaz de cantar sus vivencias cotidianas.
Soneos;
o también llamado improvisación, en la música es la parte esencial de la salsa;
Cano estremera artista puertorriqueño
fue el primero en ser reconocido como
“El dueño del soneo”.
Epígrafe:
Ella tomó del estribillo
cancion de salsa de Rubén Blades para hacer el epígrafe: “sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas”.
Título:
Es metafórico, podríamos decir que los 3 soneos representan la estructura en
tres partes del cuento.Además de su valor intrínseco, “Letra para salsa y tres
soneos por encargo” refleja tanto la visión de mundo como los recursos técnicos
de todo un nuevo grupo de cuentistas puertorriqueños que nacen entre 1940 y
1955. Este tipo de letras se han utilizado en canciones de salsa.
Conflicto:Entre un
hombre y una mujer pues rompen los cánones de la época con el deseo sexual.
La tipa: Mujer atractiva, perseguida, víctima del atacador,
tiene un Ford Torino metálico rojo del 69’.
El tipo: Vago, Todos
los días acecha a las mujeres en el Paseo De Diego, Río Piedras y no trabaja.
Tema:El machismo
en la época y como la nueva generación da el comienzo al cambio con una
estructura feminista.
Temas
secundario: Mujer como objeto, realidad puertorriqueña y con final
alternativo.
El cuento: Nos presenta a una mujer
(Tipa, como la llama la autora) que se muestra empoderada, cansada de ser
alguien que sólo reacciona, si no que
toma acción. Igualmente vemos a un hombre (Tipo) que al ver a una mujer
tomando el control, se siente literalmente "impotente". Aquí Ana
Lydia Vega nos presenta a una mujer cansada de las falsas esperanzas y decide
tomar una actitud diferente una actitud que históricamente se le atribuye o
atribuía a los hombres. Es la mujer
quien recoge al hombre en su auto, ella es quien toma el control de la
situación quien decide a dónde van, quién paga el motel, se muestra desnuda sin
tapujos y es ella quien le tira la ropa al hombre para irse del lugar. Una
mujer que se adueñó de su sexualidad demostrando seguridad, y como
contradicción a todo lo antes presentado es virgen. Por el contrario, vemos al
Tipo, un hombre que al parecer es desempleado y que al encontrarse con una
mujer así, él pierde el control.Entonces,vemos como Ana narra el proceso mediante el cual se satiriza y desinfla al macho vemos como
pasa de ser el que propone, el que toma la iniciativa (por los piropos)en un
momento presentan sus sueños como el de tener una un apartamento con vista al
mar pero por culpa del desempleo no lo tiene y esto lo flagela, a ser el y el
erotismo es el centro del cuento. .
características
del cuento
Mientras
las cuentistas de las generaciones anteriores se esforzaban por captar los
sentimientos reprimidos de la mujer explotada o mal comprendida, Ana Lydia Vega
se empeño en hacer revolución sexual 1981
El
cuento depende en gran parte a su tono carnavalesco en general, que se
establece desde el primer párrafo magistral. durante el cuento la autora
utiliza un lenguaje popular, en ellos incluye piropos cotidianos como:
●
Tipa esta
buena, que rico te quedan esos pantaloncitos,que chula esta esta hembrota,
tanta carne y yo comiendo hueso,quien fuera lluvia para caerte encima
referencia
a la Iglesia:
●
Más
perseverante que somoza… fiel como una procesión de semana santa con su rosario
de que buena estas mamichulin, que bien te ves.
●
Dos dia
bíblicos que dura al asedio. Dos días de cabecidura persecución y encocorante
cantaleta...al tercer dia la víctima coge impulso, o sea se despierta se revela
al igual que la reencarnaciòn de cristo.
Un
manejo sumamente hábil de un dialecto callejero hace repetidas comparaciones
donde pone en juego sabores, muchos de
los cuales tienen connotaciones sexuales, son comparaciones actuales o
históricas como por ejemplo:
●
en el culipandeo, Más intenso que un arrebato
(furor causado por la intensidad de alguna pasión) colombiano,...
●
la cual acelera automática y con un remeneo de
nalgas en high, pone momentáneamente a salvo su virtud
●
no hay brujo que levante ese muerto (no hay
erección)
●
¿y tu no te piensas quitar la ropa?- truena
guabancex (en la mitologìa antillana arahuaca (taína) es la diosa de las fuerzas
incontroladas de la naturaleza, es la materialización de uno de sus mayores
temores) desde las alturas precolombinas del yunque (bosque de puerto rico, la
segunda montaña dentro del yunque se llama el yunque.
●
clark kent busca en vano la salida de emergencia.
Su traje de superman esta en el laundry
El cuento tiene una apropiación de la
identidad del ser latinoamericano, esta vez, por medio de la música salsa como
expresión ha sido capaz de permear culturas diferentes, en tanto que transmite
un sentir y un pensar de una región no sólo geográfica, sino cultural:
Latinoamérica.
Ana
Lydia Vega haya escogido el tono carnavalesco para expresar la doble
problemática seria de la situación actual de la mujer y de Puerto Rico ya que
ejemplos de literatura carnavalesca son De dónde son los cantantes (1967) del
cubano Severo Sarduy y Después de las bombas (1979) del guatemalteco Arturo
Arias.
En
este periodo de 1970-1985 se ha hablado mucho de las teorías de Mijail Bajtin
sobre la literatura como carnaval. Bajtín aclara que para hablar de
literatura carnavalizada lo fundamental es remitirse a las imágenes que ésta
crea. Es decir que no se le ha de analizar en el terreno de los conceptos
abstractos porque lo que la compone son más bien “pensamientos sensoriales
concrets comoos vivido la vida misma”. Se trata de verdaderas experiencias que
tienen una forma
comparable a ese universo particular que
es el carnaval Parte final:
Haciendo énfasis en los 3 soneos del título podemos decir que
se dividen así:
1. Soneo
marxista: La tipa rompe con un rapeo
florecido de materialismo histórico y de la sociedad sin clases. se satiriza la
visión del mundo teórica marxista y los políticos quienes se solidarizan con
los oprimidos en el plano teórico y entonan juntos “la internacional” en las
marchas y protestas pero que al llevar la teoría al plano concreto en la
realidad como ejemplo al apoyo a la mujer, la oprimen.(burla del comunismo y de ciertas sectas
protestantes)
2.
Es el feminismo:En esta arenga, satiriza el discurso feminista en el que la
solidaridad ha sido solo a nivel del llamado unisex teórico pero ocurre que no
se convierte en una cuestión dialéctica.
Estos dos anteriores muestra que la
autora tiene para decirnos que tanto el discurso marxista como el feminista
están a niveles muy teóricos puesto que no se han concretado como proyecto en
la sociedad puertorriqueña
3. Realidad
puertorriqueña: Ana Lydia es su deseo de valorar al personaje femenino,
subvierte el rol de pasividad que históricamente se le asigna a la mujer en la
sociedad puertorriqueña. también vuelve a colorcar al hombre en la misma
situación inicial
https://www.youtube.com/watch?v=LbBLA7uvM3c ( ESTRIBILLO RELACION CON EL EPIGRAFE)
https://books.google.com.co/books?id=AIg05HPa_ZMC&pg=PA328&lpg=PA328&dq=tres+encargos+para+salsa&source=bl&ots=v89T2kPtLe&sig=ACfU3U2ZL3arM7x2OxUDb5GPelxXcwYJPw&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwi8z4Lnta3oAhVBTd8KHUCTC2sQ6AEwD3oECAgQAQ#v=onepage&q=tres%20encargos%20para%20salsa&f=false
miércoles, 25 de marzo de 2020
Arte Poética - Neruda
Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,
dotado de corazón singular y sueños funestos,
precipitadamente pálido, marchito en la frente
y con luto de viudo furioso por cada día de vida,
ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente
y de todo sonido que acojo temblando,
tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría
un oído que nace, una angustia indirecta,
como si llegaran ladrones o fantasmas,
y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco
ronca,
como un espejo viejo, como un olor de casa sola
en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores
-posiblemente de otro modo aún menos melancólico-,
pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,
las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,
el ruido de un día que arde con sacrificio
me piden lo profético que hay en mí, con melancolía
y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos
hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.
dotado de corazón singular y sueños funestos,
precipitadamente pálido, marchito en la frente
y con luto de viudo furioso por cada día de vida,
ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente
y de todo sonido que acojo temblando,
tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría
un oído que nace, una angustia indirecta,
como si llegaran ladrones o fantasmas,
y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco
ronca,
como un espejo viejo, como un olor de casa sola
en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores
-posiblemente de otro modo aún menos melancólico-,
pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,
las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,
el ruido de un día que arde con sacrificio
me piden lo profético que hay en mí, con melancolía
y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos
hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.
La continuidad de los parques
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
FIN
Es Olvido - Nicanor Parra
Juro que no recuerdo ni su nombre,
Mas moriré llamándola María,
No por simple capricho de poeta:
Por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
Ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
Supe de la su muerte inmerecida,
Nueva que me causó tal desengaño
Que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!
Y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
Por la gente que trajo la noticia
Debo creer, sin vacilar un punto,
Que murió con mi nombre en las pupilas,
Hecho que me sorprende, porque nunca
Fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
Relaciones de estricta cortesía,
Nada más que palabras y palabras
Y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
Sólo queda un puñado de cenizas),
Pero jamás vi en ella otro destino
Que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
Con el celeste nombre de María,
Circunstancia que prueba claramente
La exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡Quién es el que no besa a sus amigas!
Pero tened presente que lo hice
Sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
Su inmaterial y vaga compañía
Que era como el espíritu sereno
Que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
La importancia que tuvo su sonrisa
Ni desvirtuar el favorable influjo
Que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aun, que de la noche
Fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
Que comprendan que yo no la quería
Sino con ese vago sentimiento
Con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
Lo que a esta fecha aún me maravilla,
Ese inaudito y singular ejemplo
De morir con mi nombre en las pupilas,
Ella, múltiple rosa inmaculada,
Ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
Que se pasa quejando noche y día
De que el mundo traidor en que vivimos
Vale menos que rueda detenida:
Mucho más honorable es una tumba,
Vale más una hoja enmohecida,
Nada es verdad, aquí nada perdura,
Ni el color del cristal con que se mira.
Hoy es un día azul de primavera,
Creo que moriré de poesía,
De esa famosa joven melancólica
No recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
Como una paloma fugitiva:
La olvidé sin quererlo, lentamente,
Como todas las cosas de la vida.
Mas moriré llamándola María,
No por simple capricho de poeta:
Por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
Ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
Supe de la su muerte inmerecida,
Nueva que me causó tal desengaño
Que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!
Y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
Por la gente que trajo la noticia
Debo creer, sin vacilar un punto,
Que murió con mi nombre en las pupilas,
Hecho que me sorprende, porque nunca
Fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
Relaciones de estricta cortesía,
Nada más que palabras y palabras
Y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
Sólo queda un puñado de cenizas),
Pero jamás vi en ella otro destino
Que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
Con el celeste nombre de María,
Circunstancia que prueba claramente
La exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡Quién es el que no besa a sus amigas!
Pero tened presente que lo hice
Sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
Su inmaterial y vaga compañía
Que era como el espíritu sereno
Que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
La importancia que tuvo su sonrisa
Ni desvirtuar el favorable influjo
Que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aun, que de la noche
Fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
Que comprendan que yo no la quería
Sino con ese vago sentimiento
Con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
Lo que a esta fecha aún me maravilla,
Ese inaudito y singular ejemplo
De morir con mi nombre en las pupilas,
Ella, múltiple rosa inmaculada,
Ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
Que se pasa quejando noche y día
De que el mundo traidor en que vivimos
Vale menos que rueda detenida:
Mucho más honorable es una tumba,
Vale más una hoja enmohecida,
Nada es verdad, aquí nada perdura,
Ni el color del cristal con que se mira.
Hoy es un día azul de primavera,
Creo que moriré de poesía,
De esa famosa joven melancólica
No recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
Como una paloma fugitiva:
La olvidé sin quererlo, lentamente,
Como todas las cosas de la vida.
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Nació en Andahuaylas( Perú) en el 18 de enero de 1911 y muere en Lima Perú el 2 de diciembre de 1969. Sus padres fueron el aboga...
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